Basta con dar una vuelta por cualquier calle para caer en la cuenta de la cantidad enorme de residuos que produce nuestro estilo de vida. Y lo malo no es solo producir residuos, sino no saber qué hacer con ellos.
Por ejemplo, tirar a un mismo cubo (el de “restos”) verduras y frutas junto con vasos rotos, guantes de goma y trapos usados. El resultado final es un montón de basura inútil que habrá que enterrar o quemar. En cambio, si pudiéramos colocar los restos vegetales bien separados en un compostador, en nuestra propia casa, podríamos producir un valioso ab ono orgánico. Este es un ejemplo de economía circular.
La economía circular es la manera que tiene nuestra sociedad de volver a la economía de la naturaleza, que no produce basura inútil, sino que transforma unas materias valiosas en otras en círculos que giran de manera incesante.
Últimamente nos hemos convertido en una sociedad lineal, que funciona como un tubo de chimenea, fabricando y distribuyendo toda clase de materiales que terminan convirtiéndose en residuos, inútiles para la economía y muy costosos de tratar.
Usar los contenedores adecuados para reciclar residuos nos ofrece posibilidades de cerrar el circuito y es mucho mejor que el sistema de tirar residuos mezclados, muy difíciles de separar y aprovechar.
Pero hay un sistema mejor todavía como devolver el envase a la tienda, es un circuito más pequeño y nos ahorramos el largo viaje desde casa al contenedor, la planta de tratamiento de residuos, la fábrica, y otra vez la tienda y nuestra casa. Esa es la clave principal de la economía circular: circuitos de materiales cada vez más pequeños.